
Así que me concentré, y sí, me gustaba el colorido, el color (aunque Montaña Lápiz es negra, blanca y gris), su sencillez aparente, su originalidad, su historia (breve, simple, pero llena de naturaleza, bondad y tranquilidad) y su artesanía.
¿Por qué digo artesanía? Pues porque está dibujado íntegramente a mano y eso en estos tiempos que corren de furor digital se nota, se percibe, se intuye; para mi personalmente es un soplo de aire fresco observar y deleitarme con ilustraciones genuinas hechas a mano, con papel, tinta, y por qué no, con sudor. Así que poco a poco fui viendo claro que ese precioso manuscrito tenía que convertirse en un libro de Koala Ediciones.

Pasito a pasito fuimos dándole forma. Cuando le comenté a Zaida que me gustaría que fuera un libro de cartón con esquinas redondeadas la idea le entusiasmó. Espero haber hecho justicia al libro. Creo que sí. Ha quedado precioso, listo para pequeñas manos lo cojan y se deleiten con su colorido. No os dejéis engañar por su sencillez, tiene infinidad de detalles en sus imágenes y textos.
Ahora empieza el viaje de Montaña Lápiz hacia el mundo. Espero lo acojáis con cariño en vuestras lecturas familiares y en vuestros corazones.
